LIMÓN, ese gran amigo de la salud


En otros tiempos, era habitual ver un limonero en la mayoría de los patios de las casas; realmente se aprovechaba su fruto utilizándolo como medicina, en la cocina o como refresco.

El 30% del jugo del limón está compuesto por ácidos; es rico en sales minerales, entre las que destacan el silicio, el calcio, el hierro, el manganeso y el cobre.

En cuanto a su contenido vitamínico, prevalece, por supuesto, la vitamina C (ácido ascórbico). También son importantes las del complejo B, especialmente las B1 (tiamina), B2 (riboflavina) y B3 (niacina).

Su riqueza en bioflavonoides mejora la circulación, fortalece los capilares y potencia el poder antioxidante de la vitamina C.

Junto al ginseng, el ajo y la cebolla, encontramos al limón entre las plantas medicinales con más atributos para la salud; hay quien ha llegado a sostener que cura más de doscientas enfermedades. En cualquier caso, su espectro de acción es muy amplio y permanentemente se descubren nuevas propiedades para este fruto.

La primera recomendación tiene que ver con familiarizarse más íntimamente con el limón; estamos habituados a consumir su jugo, sin embargo, también su corteza, las hojas y las flores son fuentes de salud.

Cuanta más acidez tiene una fruta, mayor es su poder neutralizador de las toxinas en la sangre; bien sabemos que, desde el enfoque de la medicina natural, la purificación de la sangre es el primer paso en una estrategia para recuperar la salud.

Por esta razón y por su capacidad estimulante del hígado, el limón es uno de los medicalimentos preferidos de los especialistas en medicina natural; un uso racional del limón, ya sea solo o en combinación con plantas medicinales, hidroterapia, fangoterapia u otra opción adecuada, nos permite alcanzar con seguridad el primer objetivo, que es la depuración del cuerpo.

Destaca también su poder alcalinizante, por lo que ayuda a mantener una mejor calidad de sangre y protege la estructura ósea. El grado de acidez o alcalinidad se mide en relación al pH (potencial hidrógeno); un pH de 7 representa el equilibrio, por encima de esa cifra se alcaliniza y por debajo se acidifica. El cuerpo humano realiza sus procesos metabólicos normalmente cuando el pH está estabilizado en torno a 7 y, para mantenerlo de esta manera, cuenta con sistemas de regulación llamados tampón; normalmente, debido a la carencia de vitaminas y oligoelementos y a la tendencia del organismo a producir ácidos, la sangre necesita reencontrar su equilibrio mediante una actitud consciente que promueva una alcalinidad neutralizante. En este sentido, una alimentación detox, alcalina y donde predominen alimentos vivos, tal como recomendamos en el libro Puesta a Punto (Urano), constituirá el mejor enfoque de fondo y a largo plazo.

La acumulación tóxica, la ingesta de alimentos refinados, un ayuno, el azúcar, los edulcorantes artificiales, el uso de medicamentos antiinflamatorios, las infecciones, el estrés o el sedentarismo potencian la tendencia acidificante del organismo, lo cual nos predispone a enfermedades o a la agravación de estas. Por ejemplo, si la acidez se prolonga, la hidroxiapatita (fosfato de calcio) presente en los huesos, que es insoluble en un estado alcalino, comienza a ser extraída de estos disolviéndose en la sangre; esta respuesta fisiológica devuelve el equilibrio ácido-base a la sangre pero debilita la estructura ósea.

El limón, junto con el resto de los cítricos y la mayor parte de las frutas ácidas, deja residuos alcalinos en el organismo, que facilitan su óptimo funcionamiento; gran parte de las verduras también cumplen esta función.

Por supuesto, su utilidad será plena en el marco de una dieta adecuada; a no confundirnos en este sentido, una cosa es utilizar al limón en el marco de una sólida estrategia de salud y otra muy diferente es hacerlo para poner parches en los agujeros que deja un estilo de vida antifisiológico.

Las cualidades antisépticas y antibióticas del limón pueden ayudar a prevenir y tratar eficientemente todo tipo de infecciones. Se le atribuyen propiedades contra el sarampión, la erisipela, la escarlatina, la viruela, la amigdalitis, las anginas, la conjuntivitis, la blenorragia, la sífilis, la cistitis y todo tipo de enfermedades respiratorias en las cuales medie mucosidad o infección.

Entre muchas otras cualidades señalamos las siguientes:

* Combate el alcoholismo y sus consecuencias * En este caso ayuda a regenerar el tejido hepático dañado y disminuye el deseo de ingesta.

* Ayuda significativamente a la salud de las faneras (piel, uñas y cabellos) * Es un regenerador de los tejidos y efectivo cicatrizante; ayuda a eliminar el acné, las manchas en la cara y las erupciones de la piel; suaviza el cabello, combate la piorrea y la caspa; favorece el crecimiento del cabello e impide su caída. Por sus propiedades insecticidas, usado sobre la piel, ayuda a alejar moscas y mosquitos.

* Alivia las dolencias bucales * Calma los dolores de muelas y fortalece las encías y la raíz de las muelas; su utilización dentífrica mantiene la asepsia de la boca y elimina la halitosis.

* Es un gran aliado del sistema gastrointestinal * Una de sus acciones más importantes tiene que ver con su capacidad de eliminar cálculos biliares; su uso es legendario en el tratamiento de úlceras estomacales.

* Es un antiséptico intestinal * De gran ayuda para cortar diarreas y aliviar flatulencias; tiene acción contra algunas variedades de parásitos y combina bien con otras plantas medicinales para lograr respuestas terapéuticas de amplio espectro. Si, además de su jugo, se consume la pulpa blanca (rica en bioflavonoides), se alivian las hemorroides.

* Regenerador del páncreas * Actúa aliviando su inflamación y coadyuvando en el tratamiento de la diabetes.

Fuente: Tu Mejor Medicina (Kier) - Pablo de la Iglesia