¿Gustas un alcaucil o una alcachofa? :-)


Según donde vivamos, este delicioso y medicinal alimento es conocido como alcaucil o alcachofa; su nombre científico es Cynara Scolymus. La mitología cuenta que su nombre se debe a que el Dios Júpiter se enamoró de una joven muy hermosa llamada Cynara pero ella lo rechazó y el vengativo Júpiter la transformó en esta planta que tantos beneficios aporta.

Es un alimento conocido en la Edad Media  y consumido por griegos y romanos, aunque tan solo tenían acceso a el las personas pudientes de aquellas sociedades; poco a poco fue difundiéndose por el resto de Europa y luego los franceses y españoles lo llevaron a América.

Además de sus usos gastronómicos, es muy valorado en la medicina natural su poder preventivo y terapéutico; para esto, además de la flor, se utilizan sus hojas. Esto se debe a su riqueza en fibras -especialmente la valiosa inulina-, calcio, magnesio, fósforo, potasio, vitaminas B y C, cinarina o esteroles.

Destaca por ser altamente diurético, aliviando de manera efectiva la hipertensión arterial; la cinarina, que además de estimular la secreción biliar, impulsa la diúresis favoreciendo el drenaje de toxinas a través de los riñones; en este sentido veremos sus efectos positivos entre quienes sufren de gota o arenilla, reuma, cálculos biliares o renales, retención de líquidos etc.

La cinarina es un principio activo que estimula la secreción biliar de manera notable - es decir, es una planta colerética -, de esta forma también ayuda a depurar el hígado y alivia las afecciones hepáticas. Este es uno de los motivos por los que funciona tan bien en enfermedades hepáticas tales como la hepatitis -como regenerador es ideal junto con el cardo mariano-, el hígado graso y en consecuencias laterales como las digestiones lentas o los gases intestinales.  

También es eficaz para controlar el colesterol en exceso, siendo eficaces para ello el aporte de esteroles o fitoesteroles, sustancias que son similares al colesterol pero de origen vegetal y que tienen la particularidad de modular la absorción del mismo en los intestinos. Los esteroles -también conocidos como fitoesteroles- se encuentran naturalmente distribuidas en frutas, verduras, semillas y aceites vegetales; también hay estudios que indican que la suplementación de unos 2 gr al día puede ayudar a reducir el nivel total de colesterol en un 10 o 15%.

Convengamos que la ingesta diaria de fitoesteroles varía varía en un rango amplio de acuerdo al tipo y la cantidad de alimentos vegetales consumidos; habitualmente en lo que se considera una “dieta normal” esta es de tan solo unos 100 a 300 mg por día y en el caso de los vegetarianos varía entre 300 a 500 mg; puede observarse que estas cifras son mucho menores a las que permitieron los resultados mencionados por medio de la suplementación y puede ser insuficiente para producir un efecto significativo como en los estudios. Más allá de esto, en la medicina natural promovemos estilos de vida saludables en los cuales este es uno de los tantos factores que auspician la salud y, los cambios suaves y graduales, son valorados en sinergia con los demás.

Algunos estudios sugieren que los extractos de alcachofa serían efectivos contra algunas variedades de cáncer, tales como próstata, mama y leucemia; se focaliza, además de la cinarina, en el ácido cafeico y la luteína. 

El ácido cafeico es el gran activo del café, pero también se encuentra en una amplia variedad de vegetales, entre ellos los alcauciles. Destaca por inhibir el cáncer, el HIV, el virus del herpes, funciones atribuidas a su poder antiinflamatorio y poderoso antioxidante. No hay una dosis determinada para el ácido cafeico pero consumiendo alimentos que lo contienen tales como café -moderadamente-, propóleo, alcaucil, té verde, apio, naranja, limón, higo, lechuga, entre otros, lo estaremos adquiriendo en la cantidad equilibrada que dispuso la naturaleza en los alimentos saludables. 

La luteína es un fitoquímico de la familia de los carotenoides y se encuentra en todo tipo de vegetales verdes, amarillas y anaranjadas; igual que el miembro más conocido de la familia -el betacaroteno-, la luteína es un potente antioxidante que protege las células del daño del exceso de radicales libres. La investigación científica ha encontrado que este nutriente es un gran protector de la visión impidiendo la degeneración macular y las cataratas, dado que actuaría tanto como bloqueador solar natural y selectivo, como neutralizando el daño de la oxidación. Junto con los alcauciles, citamos entre sus fuentes zanahorias, pimientos, tomates, paltas, perejil, espinaca, apio, etc.

La investigación también señala que la alcachofa  ayudan a prevenir y combatir la diabetes, no solo en función de muchas de las propiedades hasta aquí señaladas, sino también porque la mayoría de sus carbohidratos se presentan en forma de inulina, un polisacárido que ayuda a mejorar el metabolismo de la glucosa en forma notable. La inulina se metaboliza en nuestro organismo creando unidades de fructosa en lugar de glucosa y la fructuosa -cuando se presenta natural e integrada a los alimentos- es un azúcar muy asimilable reduciendo la necesidad de recurrir a insulina o fármacos de uso corriente en esta enfermedad. ¡Importante! No confundir la fructosa naturalmente presente en los alimentos con el jarabe de alta fructosa -concentrado y refinado- del cual ha venido abusando la industria alimentaria y favoreciendo el aumento de múltiples problemas cardiovasculares, diabetes, etc.

Indicaciones medicinales

En las tiendas de salud la encontrarás en diversas presentaciones tales como hierba medicinal, gotas, jugo, comprimidos, sin olvidar la flor que está disponible en verdulerías como una delicia de la gastronomía; así como en muchas fórmulas compuestas que ayudan a proteger el hígado, estimular la secreción de la bilis, reducir el colesterol, controlar la presión arterial, prevenir la arteriosclerosis, aliviar la sequedad de los ojos, para regular el azúcar en sangre, bajar de peso, etc.

La Comisión E de Alemania (equivalente de la FDA en USA o el ANMAT en Argentina) ha autorizado las hojas y el tallo integral para su uso para "problemas dispépticos".

Normalmente estos preparados se realizan con las hojas y tallos -no los capullos de flores que comemos habitualmente-. La forma más sencilla es la infusión y se prepara con 15 o 20 gramos de la planta en un litro de agua hirviendo dejándolas reposar unos 15 minutos antes de colar y beber dos o tres veces al día.

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Usos medicinales de los alcauciles

Mejora las digestiones
Regula el colesterol y los triglicéridos
Previene la arteriosclerosis y la hpertensión
Alivia el estreñimiento
Estimula la diuresis
Neutraliza la acidez estomacal
Modera el apetito
Previnie y alivia algunos tipos de cáncer
Vasodilatador, indicado en várices e insuficiencia en la irrigación cerebral
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Limpieza y cocción de los alcauciles

Lavarlos bien sacudiéndolos debajo del chorro del agua; se raspa el tallo sin sacarlo, pues también es comestible. Se le sacan las hojas externas más duras y se corta un trozo de las puntas de las que quedaron (opcional y según como los consumamos). Se van colocando en agua con jugo de limón que, al evitar la oxidación, impide que se oscurezcan.

Colocar en una olla cubriéndolos con agua, agregar un poco de sal marina y cocinarlos hasta que se les pueda arrancar una hoja fácilmente. Cuando están a punto, se escurren boca abajo en un colador y estarán listos para su consumo en la forma deseada.

Pablo de la Iglesia