¿Cómo mejorar nuestra protección natural frente al sol?


Mucha gente me ha venido consultando sobre que sustancias pueden utilizar para reemplazar naturalmente los protectores solares; aunque es habitual recurrir a cremas con rangos potentes de factor de protección solar (FPS), cada vez más consumidores se cuestionan si es conveniente untarse la piel con preparados que pueden contener sustancias químicas como la oxibenzona, el dióxido de titanio  o el palmitato de retinol  que son perjudiciales por sus efectos tóxicos acumulativos en nuestros tejidos e incluso para el medio ambiente, o que, al menos, su seguridad es puesta en duda seriamente.

Realmente, la mejor metodología para lograrlo son las camisas de tejidos naturales, las gorras con visera, los lentes de sol cuando es necesario y exposición moderada, pero sin olvidar en ningún caso que, así como puede dañarnos en exceso, el contacto moderado y pleno con el sol sobre nuestra piel y la exposición de nuestros ojos a su luz indirecta, son requisitos esenciales para mantener equilibrios de nuestro organismo que se han perfeccionado durante toda la evolución; por un lado, los rayos de sol sobre la piel activan la producción de la forma de vitamina D metabólicamente más activa ayudando a prevenir un amplio abanico de enfermedades entre las que citamos problemas cardiovasculares, osteoporosis, diabetes, obesidad, infecciones, eczema, psoriasis, esclerosis múltiple, asma ¡y una lista que puede seguir varias líneas!

En cuanto a nuestros hábitos generales, lo primero que debemos atender es nuestra alimentación. Si esta está basada en en azúcar, alimentos industrializados, ultracocidos, fritos, con edulcorantes artificiales o glutamato monosódico, nuestra primera línea de defensas contra los potenciales daños del sol, estará sin los recursos necesarios para mantener el equilibrio ante estresores como el exceso de sol, frío o climas secos. No vamos a profundizar en los principios de alimentación saludable en este artículo, pero diremos que una alimentación inteligente donde abunden alimentos frescos, vivos e integrales como frutas, verduras, semillas, cereales, legumbres y algas, es fundamental, no solo para nuestro bienestar general, sino para proteger la piel desde adentro.

La adecuada hidratación de nuestro organismo impacta de manera decisiva en la salud de nuestra piel y su respuesta resiliente a los agentes estresores a los que se ve expuesta; de allí que aquel consejo tan repetido que invita a tomar por lo menos dos litros de agua pura vale la pena repetirlo una vez más. Luego, para que las células puedan retener y metabolizar eficientemente el agua, es importante el aporte de buenos ácidos grasos esenciales que, básicamente, obtendremos de los aceites de mesa de calidad -oliva o coco virgen extra, girasol o maíz primera prensada-, frutos secos -almendras, nueces, avellanas…-, semillas -lino, chía, cereales integrales y legumbres-, y si no somos vegetarianos, pescado de mar o huevos que sean de producción natural -evitando los de granja industrial-.

Fuentes de FPS natural

Hay algunos elementos que habitualmente utilizamos como alimentos o complementos, que también son valiosos instrumentos de una cosmética natural y saludable que brindan un nivel útil de FPS que nos permiten obtener resultados similares a las cremas de manufactura industrial sin sus potenciales efectos tóxicos; otras son menos potentes, pero que utilizadas con criterio son eficaces y brindan beneficios agregados. Hay que aplicarlos previamente en una zona pequeña detras de las orejas o en la parte interna del antebrazo para verificar que no tenemos una reacción alérgica a los mismos y usarlos con criterio en el marco de una exposición creciente que debe detenerse antes que notemos el enrojecimiento de la piel.

Entre los que son más potentes hay que mencionar los aceites de semillas de frambuesa y zanahoria, ambas superan el FPS 30+ y son además un aporte de nutrición extra para la estructura, firmeza y flexibilidad de la epidermis y la dermis por sus aportes de ácidos grasos esenciales Omega 3, 6 y 9 y antioxidantes como la vitamina E y los carotenoides.


El aceite de germen de trigo, con aproximadamente un FPS 20, además de ser un muy buen protector solar es de gran valor como complemento coadyuvante en casos de psoriasis, vitiligo o para reducir las estrías; como principio activo está presente en cremas antiarrugas, hidratantes, mascarillas faciales, champúes, etc. Como todos los aceites, para que sus principios activos estén en su plenitud benéfica, verifiquemos que su producción sea de primera prensada en frío (PPF).

El aceite de avellanas, portador de una protección media en torno a un FPS 10, aporta ácido palmitoleico que permite una rápida absorción potenciando el efecto beneficioso de sus principios activos como las vitaminas A y E, así como los minerales calcio, magnesio y potasio; en uso externo ayuda a aliviar pieles dañadas, atenuación de cicatrices, cuidados del sol, labios resquebrajados y secos. En algunos casos se afirma que tiene un factor protección entre 30 y 50 FPS pero en este caso refiere al que se elabora a partir de las flores del avellano y que es más difícil de conseguir.


Luego entre los aceites que brindan menor protección, FPS entre 4 y 10, señalamos los de almendras, sésamo, coco o palta, ideales para exposiciones más breves y pieles más curtidas de manera progresiva y/o durante todo el año. Mencionemos también la manteca de cacao y de karité, el aceite de oliva y jojoba o el aloe vera, los cuales solos o combinados con las otras sustancias mencionadas ayudan a diseñar soluciones integrales para nuestro cuidado neutralizando parte de las radiaciones solares nocivas y aportando valiosa nutrición regeneradora.

Y por último, no olvidemos los aceites esenciales de buena calidad como los de albahaca, menta o lavanda cuyo FPS cercano al 5 puede ser aprovechado combinando 5 a 10 gotas de cualquiera de ellos por cada 100 ml de alguno de los aceites recién mencionados; estos últimos se verán así enriquecidos y servirán de vehículo perfecto para nuestras esencias; hay otras que son afines con nuestra piel por su poder antiséptico, cicatrizante o regenerador que no tienen más que un FPS entre 1 y 3 pero que sumarán a una estrategia de protección esmerada de nuestra piel.

Si deseas ampliar información:

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Pablo de la Iglesia