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La Calidad del Agua y la Salud

Actualmente el 98% de los hogares occidentales disponen de agua higiénicamente aceptable pero muerta en sentido energético por la presión interna de las cañerías y por los numerosos tratamientos a que es sometida el agua viva, procesos que rompen y desmantelan las ordenadas estructuras que portan la información terapéutica y vital del agua pura

Peter Gross


Según quien fuera director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, "de todas las crisis sociales y naturales que debemos afrontar los seres humanos, la de los recursos hídricos es la que más afecta a nuestra propia supervivencia y a la del planeta".

Realmente es vital que tomemos conciencia de la importancia que tiene la calidad del agua en relación a la salud individual y colectiva; seguramente el lector se sorprendería si le dijéramos que la mayoría de las enfermedades que padecemos, podrían prevenirse si el agua que consumiéramos fuera pura y vital.

A simple vuelo de pájaro, podemos observar que el “agua potable” que consume una gran parte de las personas afortunadas de este planeta viene contaminada por microorganismos o sus restos, químicos de todo tipo, metales pesados, etcétera; incluso es pervertida por disposición de las autoridades sanitarias que legislan la adición de venenos como el cloro o el flúor, en lugar de desarrollar programas serios de potabilizacion de este precioso elemento para la vida.

Otra gran parte de la población mundial, ni siquiera tiene la posibilidad de consumir agua con los bajos niveles de calificación que exigen la gran mayoría de las autoridades sanitarias del mundo para considerarla potable; gran parte de la crisis humanitaria que sufrimos en la actualidad como “civilización” se resuelve poniendo a disposición de las personas agua pura en cantidad suficiente para gozar de un mínimo de calidad de vida y desarrollar economías autosuficientes a pequeña escala. Las palabras bonitas de los políticos y funcionarios públicos se quedan en ello, demostrando que son un mero entretenimiento para que el gran circo continúe funcionando. El agua es el componente más abundante en el planeta; lo es también en nuestro organismo. En ambos casos ronda en el 70%; ¿hay que ser muy inteligente para comprender que de la calidad del agua depende la calidad de vida?

Tales de Mileto sostenía que “el agua es el principio de todo lo que existe”; efectivamente es así, pues en este contexto se desarrollan todos los procesos biológicos de los seres vivos. Sin embargo, la ciencia recién comienza a vislumbrar las posibilidades y el alcance que hay detrás del estudio profundo de las posibilidades del líquido elemento.

Quienes estamos familiarizados con la medicina natural sabemos de la importancia de desintoxicar el organismo cuando se trata de desarrollar estrategias que promuevan la salud, sea para recuperarla o conservarla; para que los procesos de eliminación sean eficientes, especialmente para el correcto funcionamiento de los emuntorios renal, intestinal y dérmico, la presencia suficiente de agua de calidad, es un requisito primario e ineludible. Así mismo hay que destacar su rol en el mantenimiento y reparación de los tejidos, en las secreciones gástricas, en la renovación de la sangre, en la regulación de la temperatura y muchas otras funciones que mantienen la homeostasis de nuestro organismo.

Las posibilidades terapéuticas del agua son ilimitadas y apenas hemos descubierto algunas características de este fascinante elemento. Habrá escuchado hablar de algunas de sus particularidades y seguramente aún ignorará muchas otras; por ejemplo el agua se puede presentar como energetizada, dinamizada, oxigenada, ozonizada, ionizada, magnetizada, solarizada, cromatizada y un largo etcétera.

El sólo hecho de acceder al consumo suficiente de agua pura, evitaría diariamente la muerte de 30.000 personas y el 80% de las enfermedades que padecen los habitantes del llamado tercer mundo; por supuesto, esto nos lleva a meditar acerca de las consecuencias devastadoras que tiene la actual contaminación de las aguas en todo el planeta. La alarma suena y no para de sonar en todos los rincones de la tierra, mientras la humanidad dormida sigue afirmando inconscientemente su propio exterminio.

Podría mejorarse en forma revolucionaria la salud de toda una población si las autoridades pusieran a disposición de sus ciudadanos agua potable de buena calidad y le enseñaran como utilizarla para el mejor beneficio de la comunidad; el hecho que no suceda, más aún con toda la información que disponemos, nos da que pensar que el poder del planeta está sólidamente edificado en el sufrimiento de los más débiles y nos da la sensación de que es muy poco lo que podemos hacer mientras el corazón del hombre permanezca endurecido y envilecido por el deseo de explotar los recursos naturales con el único objetivo de acumular el poder y el dinero en manos de una minoría.

Después de tantas investigaciones realizadas durante las últimas décadas, podemos afirmar que la calidad de vida de un individuo depende de la calidad del agua que hay dentro de su cuerpo; la calidad y la cantidad de agua en nuestro organismo es clave para un buen desempeño metabólico, nutrición de los tejidos y eliminación de las toxinas.

Nuestro cuerpo es agua en un 70% y los síntomas de su carencia comienzan a aparecer cuando hay una pérdida de tan sólo un 5%; en un adulto sano, una pérdida de esta magnitud se manifiestan como cansancio e incomodidad general, y en un niño los síntomas de deshidratación son mucho más evidentes y perniciosos. Sin el ingreso de agua, moriríamos en una semana.

Alexis Carrell, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1912, afirmó lo siguiente:

“La célula es inmortal. Es realmente el fluido en el que flota, básicamente agua, lo que degenera. Renovando este fluido a intervalos, proporcionaríamos a las células lo que necesitan para su alimentación y, hasta donde nosotros conocemos, el pulso de la vida continuaría para siempre.”

Hay un experimento muy famoso que llevo adelante este científico donde puso células de un corazón de pollo en un plasma que era una composición similar a la sangre, y cada día cambiaba el plasma; llamativamente vivieron durante dieciséis años, y murieron porque el ayudante se olvidó de cambiar el plasma en un fin de semana largo. Este experimento demostró que las células podrían llegar a ser inmortales si vivieran en un medio libre de toxinas.

Realmente no necesitamos profundizar mucho en la cuestión de como el agua puede mejorar nuestra calidad de vida global, tan solo atendiendo a la forma que nos higienizamos o el hecho de beberla en forma adecuada sería suficiente para que podamos apreciar sus notables efectos sobre la salud y tomar conciencia del significado de este valioso recurso. 

Pablo de la Iglesia