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¿Quieres BAJAR DE PESO? ¡Controla el ESTRÉS!


Cuando nos estresamos, el cerebro produce cortisol. El cortisol es una hormona que nos dice que almacenemos grasa. Por lo tanto, para perder peso o para evitar ganarlo, debemos diseñar estrategias para controlar el estrés y los niveles de cortisol que este provoca.

El estrés favorece que la producción del cortisol, que, entre otras cosas, genera señales que inducen al cuerpo a que aumente la ingesta. ¡Ojo!, el cortisol es esencial para nuestra salud ya que es un potente antiinflamatorio, regula la inmunidad, la glucosa, la insulina y el potasio, el problema es cuando sus niveles se elevan demasiado y durante mucho tiempo, lo que aumenta el apetito y favorece la fijación de grasa en especial en torno a su abdomen.

En pequeñas cantidades, el cortisol es necesario para regular el metabolismo de los carbohidratos, la función cardiovascular y la inflamación. De hecho, nos ayuda a aumentar el azúcar en la sangre y la presión sanguínea cuando lo necesitamos. La cantidad precisa de cortisol es deseable, una cantidad demasiado elevada por demasiado tiempo puede ser algo dañino y llevarnos directamente a padecer apetito excesivo, la diabetes, el aumento de peso e incluso la depresión.

Esto ocurre porque nuestro cuerpo vive el estrés como una amenaza y durante la respuesta de lucha o huida, el cortisol metaboliza grasas y carbohidratos para proporcionarle la energía necesaria para enfrentarla; en la prehistoria este mecanismo era indispensable para salvar la vida de una amenaza real, pero en la actualidad este mecanismo se dispara ante situaciones físicamente inofensivas como las imágenes de un noticiero o una película, un problema con nuestro jefe o una discusión con nuestra pareja. Además, observemos que el estrés de nuestros antepasados eran de corta duración (agudos), mientras que los nuestros son de larga duración (crónicos). Esta es la razón por la cual después de un episodio de estrés nos da hambre para reemplazar las calorías que se han perdido… pero en la mayoría de los casos de quienes vivimos estos tiempos de estrés “virtual” realmente no hemos gastado energía.

También debemos señalar que hoy día consumimos muchos alimentos que crean un escenario orgánico de estrés que favorece la liberación de esta hormona, un punto más a favor de una dieta saludable; algunos de los alimentos cuyo consumo se debe controlar, de acuerdo con un estudio de la Yale University School of Medicine, (Estados Unidos), son la cafeína, grasas saturadas, carbohidratos refinados, sal en exceso, alcohol, azúcares refinados, bebidas energéticas, entre otros.

¡Pero también hay alimentos que reducen el estrés! Los alimentos ricos en fenilalanina, un aminoácido precursor de la dopamina, ofrecen sensación de bienestar y reducen el deseo por los alimentos estresantes antes mencionados; entre ellos citamos huevos, arroz integral, brócoli, calabaza, berros y alcachofa. Luego, los alimentos ricos en triptófano que precursa la serotonina, brindan placer y alivian el estrés; entre ellos arroz integral, oleaginosas, carne o huevos. También la B5 estimula la producción de serotonina; entre los alimentos saludables que la aportan mencionamos damasco, almendra, salmón, germen de trigo, harina de avena.

Las investigaciones demuestran que también aumenta los niveles de cortisol cuando se duerme poco y mal o hacemos "dietas” restrictivas en calorías.
 Tengamos presente que el cortisol elevado también produce resistencia a la insulina predisponiéndonos a la diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, profundizando un círculo vicioso que en muchas personas es crónico y lleva directamente a padecer las enfermedades que más muertes ocasionan en todo el planeta.

Pablo de la Iglesia