El estudio monitoreó a dos grupos de individuos con compromiso coronario mientras pedaleaban en dos cámaras, una con aire filtrado y la otra con aire contaminado equivalente a la del tránsito urbano.
Al cabo de una hora, de los cuales treinta minutos se dedicaron a descansar, observaron como se "exacerba la isquemia miocárdica inducida por el ejercicio y afectaba la capacidad fibrinolítica endógena", según indicaron los responsables del estudio en las universidades de Edimburgo (Reino Unido) y Umea (Suecia).
La contaminación acústica es otra forma de polución que afecta al corazón. Una investigación llevada a cabo en Alemania ha determinado que la exposición continua a un entorno ruidoso puede afectar la salud cardiovascular.
Según el European Heartt Journal, en general, la polución acústica afecta más a las mujeres que a los hombres. La Organización Mundial de la Salud sostiene un límite de exposición segura de 65 decibelios, pero “según la OCDE (la Organización para la Cooperación Economía y el Desarrollo), 130 millones de personas en el mundo sufren un nivel sonoro superior en su entorno, mientras otros 300 millones padecen ruidos que imposibilitan una calidad de vida media”.
Se determinó que las principales fuentes de contaminación acústica son los automóviles, las industrias, y los bares. Se ha calculado que tres de cada cuatro españoles están expuestos por encima de los niveles aceptables, afectándoles en su salud cardiovascular y psicológica. Algunos síntomas asociados son el aumento de las pulsaciones, modificación del ritmo respiratorio, tensión muscular o presión arterial.
Pablo de la Iglesia
Fuente: "Corazón Contento" (Ediciones Obelisco)